FLOR DE PASCUA
La flor de Pascua es realmente un símbolo navideño muy popular, casi tanto como el tradicional árbol. En Navidad es la época perfecta para cuidarla en casa porque es cuando florece, pero sería interesante aprender a cuidarla para que pueda resistir todo el año y llegar a las siguientes Navidades.
El riego debes realizarlo directamente en la maceta, nunca mojes las brácteas y hojas, y de manera moderada, pues mucha agua puede pudrir la planta. Cuando pase el invierno puedes podarla e incluso plantarla en un jardín. Cuando llegue la primavera comenzará a brotar y crecer y florecerá de nuevo por Navidad.
La flor de Pascua no soporta grandes cambios de temperatura ni tampoco tolera la humedad.
Todos los años, cuando va llegando la Navidad, o las Pascuas, como decimos por aquí, pocos son los hogares en los que no hay una de estas plantas adornando junto al árbol o belén nuestra casa.
Primero saber que es originaria de Centroamérica, más concretamente de Méjico.
Ya los aztecas la utilizaban, no sólo porque para ellos tenía una especial simbología pues la ofrecían a sus dioses, sino que era un remedio natural; usaban su jugo blanco para elaborar una medicina contra la fiebre y de sus hojas rojas, machacándolas sacaban tinte para sus ropas.
Hay una bonita leyenda, que en cada sitio la cuentan de distinta forma pero que viene a decir que una niña, en vísperas de Nochebuena estaba muy triste y lloraba porque no tenía nada para llevar como regalo al Niño Jesús que estaba en la iglesia. Como no sabía qué hacer, cogió unas ramas del camino, y aún entre lágrimas y sollozos llegó a la iglesia. Al contacto de las plantas con las lágrimas ocurrió el milagro: brotaron de ellas unas hermosas flores rojas. Así cuentan que aparecieron las primeras flores de Pascua; gracias al fervor de una niña que al fín consiguió un regalo digno para Jesús.